Historia
Ellos dejaron la magra tierra, el aire salado y la cercanía del mar para venir a la Argentina. Se llamaban Jean Pierre y Catherine Laurent y se habían casado en 1865. Una de sus hijas, Magdalena, fue nuestra abuela.
No sabemos que habrá sentido cuando dejó su tierra y fue transplantada a la Argentina. Tal vez la perspectiva de una vida mejor y el sueño de “hacer la América” habrán sido el estímulo y la esperanza que animó su juventud.
La familia Laurent se instaló en el campo, en la llanura bonaerense, y allí reinició la actividad agrícola ganadera a la que se dedicaba en su tierra.
Un hijo de vascos, oriundos de Navarra, se enamoró de Magdalena. Se llamaba Martín Oscos, y era un hombre parco y callado que trabajaba de sol a sol, como la mayoría de sus paisanos.
Su carácter independiente le permitió integrarse de un modo armónico a la idiosincrasia de la pampa argentina, sumándose al circuito económico asociado a la industria láctea.
A Magdalena la conquistó a fuerza de perseverancia. La leyenda familiar dice que se compró un campo pegado al de su amada y que se paraba en su carro junto a la tranquera, esperando pacientemente a que ella aceptara su proposición de casamiento.
Juntos hicieron prosperar la actividad agrícola- ganadera que se continuó en sus hijos: Leticia, Evelia, Martín, Omíndo y Roberto.
La sociedad se disolvió en 1990, pero la tradición de realizar emprendimientos familiares se continuóen los hijos de Roberto y hoy fructifica en un pequeño espacio en Villa La Angostura, Provincia del Neuquén, en donde Oscos Hnos.: Guillermo, Alejandro, María y Fernando han construido un complejo de cabañas, llamadas Otoño, que tiene el espíritu de ser un lugar donde una familia recibe a otras familias.
Con el mismo impulso de los antepasados, los hermanos Oscos ofrecen en sus cabañas, alojamiento, atención, tranquilidad y relax en una zona de lagos, ríos y montañas rodeadas de bosques, ideal para las vacaciones, realizar deportes o simplemente descansar y disfrutar de un paisaje de increíble belleza.